Introducción
Todos los días, las niñas y adolescentes enfrentan obstáculos a la educación causados por la pobreza, las normas y prácticas culturales, la infraestructura deficiente, la violencia y la fragilidad. La educación de las niñas y adolescentes es una prioridad estratégica de desarrollo del planeta.
La educación de las niñas y adolescentes, no se limita solo a lograr que
estas asistan a la escuela en sus diferentes sectores. Además se trata de
garantizar que aprendan y se sientan seguras de sí mismas mientras están
en la escuela, que completen todos los niveles de educación consiguiendo
las habilidades necesarias para competir eficazmente en el mercado
laboral, que adquieran las habilidades socioemocionales y de preparación
para la vida activa para desenvolverse y adaptarse a un mundo en constante
cambio; tomen decisiones sobre su propia vida, y contribuyan a sus
comunidades y al mundo en general.
La educación de las niñas y adolescentes
Es una prioridad de desarrollo estratégica, ya que las mujeres con un nivel más alto de educación tienden a ser más saludables, tener una mayor participación en el mercado laboral formal, ganar ingresos más altos, tener menos hijos, casarse a una mayor edad y, si deciden ser madres, procuran una mejor educación y atención de salud para sus hijos. La combinación de todos estos factores puede ayudar a sacar de la pobreza a familias, comunidades y naciones enteras.
Según datos del Instituto de Estadística de la UNESCO (IEU),
130 millones de niñas y
adolescentes no van a la escuela y 15 millones de niñas en edad de asistir
a la educación primaria nunca ingresarán a una sala de clases y más de la
mitad de ellas vive en África al sur del Sahara.
Datos y estadísticas
La pobreza sigue siendo el factor más importante para determinar si una niña puede acceder a educación. En Nigeria por ejemplo: Solo el 4 % de las jóvenes pobres de la zona noroccidental saben leer, en comparación con el 99 % de las jóvenes acaudaladas de la zona suroriental. Estudios reafirman sistemáticamente que las niñas que enfrentan múltiples desventajas, como ingresos familiares bajos, residencia en lugares remotos o subatendidos, discapacidades u orígenes étnicos y lingüísticos minoritarios, tienen menos acceso a educación y no terminan sus estudios.
La violencia también afecta negativamente el acceso a educación y a un entorno seguro para el aprendizaje. Por ejemplo: En investigaciones recientes llevadas a cabo en Haití se señala que una de cada tres mujeres haitianas (de entre 15 y 49 años) ha experimentado algún tipo de violencia física o sexual, y el 27 % de las mujeres que intercambiaron sexo por dinero antes de los 18 años informó que las escuelas eran el lugar más común donde se producía la solicitación.
En todo el mundo, las niñas y adolescentes enfrentan obstáculos para acceder a la educación debido a la pobreza, las normas y las prácticas culturales, la prestación de servicios deficiente, la falta de infraestructura, la violencia y la fragilidad. En los últimos años, los Gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil, el sector privado, los donantes bilaterales y multilaterales, y las niñas y mujeres como agentes de cambio y sobre la base de su propio empoderamiento han fomentado enfoques multisectoriales para superar estos desafíos.
Algunos ejemplos de estos enfoques son
Entregar transferencias monetarias condicionadas, estipendios o becas.
Reducir las distancias a las escuelas.
Centrarse en los niños y hombres para involucrarlos en el diálogo sobre prácticas culturales y sociales.
Velar por que existan currículos y métodos de enseñanza que incorporen la perspectiva de género.
Contratar y capacitar a maestras calificadas.
Construir entornos de aprendizaje seguros e inclusivos para las niñas y mujeres jóvenes.
Poner fin al matrimonio infantil o a temprana edad.
Combatir la violencia contra las niñas y mujeres.
El final del siglo XX se caracterizó por el comienzo de un esfuerzo importante y sostenido en materia de igualdad de género, esfuerzo que se ha incrementado en el siglo XXI, no permaneciendo el continente africano ajeno a éste.
Evolución de la educación de las niñas y adolescentes, en África
Concretamente, en materia educativa, el empeño ha sido especialmente significativo durante la última década aunque insuficiente. Entre los pasos que se han realizado destaca el desarrollo de normativas y programas específicos destinados a favorecer el acceso de las mujeres a la educación, incluidas las universidades.
Igualmente relevante es el trabajo que desarrollan investigadoras y activistas africanas, proporcionando datos útiles para las políticas favorables a la igualdad de género y abriendo nuevas líneas de investigación al servicio de los grupos más vulnerables.
Se suma a este trabajo, la labor de diversas organizaciones sociales en el acceso de las niñas y jóvenes a la educaciónlo. A pesar de las iniciativas realizadas, lo cierto es que la paridad continua siendo un sueño en todos los niveles educativos africanos, incluido el nivel superior, objeto del presente trabajo. Tanto el alumnado como el profesorado de las universidades subsaharianas continúan siendo mayoritariamente masculino. Lograr la igualdad de género en el continente requiere urgentemente del aumento de la financiación pública y de políticas activas comprometidas con el acceso de las mujeres a los estudios superiores.
Palabras claves
Igualdad de género, mujeres, niñas, educación.